Mauricio Weibel conversó con estudiantes de Periodismo UdeC

Patiperro por naturaleza, porque así lo hizo la vida, y con un afán increíble por buscar el hueso perdido en el extranjero, Mauricio Weibel, periodista y corresponsal de la Agencia Alemana de Prensa, estuvo en el Seminario ‘Documentos Secretos y Chile» organizado por la carrera, donde conversó con los alumnos sobre sus experiencias de acuerdo a la profesión que eligió hasta la muerte y por la cual jura fidelidad incondicional.

El autor del libro “Asociación Ilícita, los Archivos Secretos de la Dictadura”, publicado en 2012, cuenta que desde los 15 años le agarró la falda al periodismo, y obviamente el gustito. “Yo a los 18 comencé a trabajar en esto”, expresa, con su cara llena de risa, al igual que un investigador que descubre mil verdades dentro de un archivo secreto.

Pero no todo ha sido color de rosa para el hombre de la sonrisa perfecta. Su oficio lo ha llevado a ser víctima del robo de información dispuesta para la creación de su libro mencionado anteriormente. Según cuenta Weibel, haber investigado sucesos ocultos de la dictadura militar hizo que en diciembre de 2012 sus ordenadores y pendrives desaparecieran misteriosamente, ¿habrá sido magia?

Este acontecimiento calza con otros casos  ocurridos, y por “coincidencia”,  el mismo mes, como por ejemplo, los de Javier Rebolledo, autor del libro “La Danza de los Cuervos” (libro que trata sobre algunos casos de violaciones a los derechos humanos llevados a cabo por manos “secretas”), Cristóbal Peña, creador de “Los Fusileros, Crónica Secreta de una Guerrilla en Chile” (escrito que narra acontecimientos del gobierno de Augusto Pinochet) y Pascale Bonnefoy, periodista e investigadora de “Archivos Chile”. Pareciera ser que para los ladrones la información relacionada con los hechos ocurridos durante la época militar chilena valiera más que el mismo dinero.

A pesar de estos malos ratos, Weibel no se malhumora y sigue proyectando ese fanatismo por las letras y los documentos secretos. Cuenta, casi con una tranquilidad infinita, las sospechas sobre los autores del robo sufrido a sus colegas y a su persona: “Fue una confluencia de estrellas, en donde a periodistas que investigan los Derechos Humanos le robaron el mismo día los computadores unos delincuentes comunes. La otra teoría es que unos viejitos de 70 años que alguna vez fueron de la CNI saltaron con muletas las rejas de las casas y la otra es que un equipo de inteligencia de las Fuerzas Armadas actuales no han entendido muy bien que estamos en democracia”.

Luego del robo de la información que había recopilado con tanto esfuerzo, Mauricio Weibel narra, a modo de anécdota, que lo llamó el ministro Chadwick, el cual le dijo: “bueno, te están hueviando, te vamos a dar protección policial”. Efectivamente el periodista relata que pasó la navidad y el año nuevo con “policía adentro y metralleta en la casa”, periodo de protección que se extendió por tres meses. “Pasan esas cosas, pero bueno, es parte del oficio”, declara, asumiendo las tragedias y alegrías que este trabajo trae consigo.

Con su mochila a cuestas tras aprender la dolorosa lección de no confiarse y jamás separarse de su computador y pendrive, y esa calma tan característica de su persona, Mauricio Weibel se dirige rumbo a la mesita de canapés para comer de los bocadillos sabor verdad y justicia, esos que mucha falta le hacen al paladar de los chilenos con pasados oscuros y secretos.