Manuel Salazar, Liliana Walker y la historia oculta del régimen militar

Por Carlos Basso, para W5

DATO 1. Todos los vicecomandantes en jefe de la era Pinochet, desde el día 1 de su mandato (el 11 de septiembre de 1973) hasta su salida del Ejército, a fines de los años 90, fueron oficiales provenientes del arma de caballería blindada. La razón de ello, entre muchos otros datos que contó el afamado periodista Manuel Salazar Salvo en la escuela de periodismo de la Universidad de Concepción, era muy simple: Pinochet pertenecía al arma de infantería, pero a diferencia de esta, los oficiales que pertenecían a la caballería blindada eran parte de la aristocracia del Ejército. Eran gente que jugaba polo, que asistía a recepciones y que estaba habituada al roce social (a diferencia de los infantes) y por ello es que el fallecido dictador siempre buscaba uno de aquellos para ser su segundo al mando, para relacionarse.

DATO 2. Manuel Salazar Salvo es el periodista chileno más prolífico de la historia. Precisa con modestia que “quizá” sea uno de ellos, pero no. Es el único periodista que –a la fecha- ha publicado 13 libros de investigación, de distintas índoles. En un par de semanas sale el 14, el segundo volumen de Las Letras del Horror, publicado por LOM. El primer volumen, publicado a fines de 2011, comprendió la historia de la DINA, y el segundo está íntegramente dedicado a la CNI. Salazar es un tipo que viene de vuelta. Trabajó en El Mercurio y luego de ello, tras ser despedido en 1983, escribió junto a dos colegas el primer libro sobre la familia Edwards y el funcionamiento del diario: Para entender al decano, que misteriosamente se agotó de un viaje, a tal punto que –relata- parece que la única copia que queda es, en realidad, una fotocopia que se encuentra en la escuela de periodismo de la Universidad de Chile. Luego de ello trabajó en revista Cauce y agencia UPI. Estaba allí, a fines de 1986, cuando le ofrecieron irse a la mesa de edición de la agencia, en Nueva York, tal vez el sueño erótico de cualquier periodista. Pero Salazar, ya veremos por qué, no es cualquiera, y se quedó. Hacía un buen tiempo ya que estaba embarcado en la creación del diario La Época, que finalmente salió a la calle en 1987.

DATO 3. Salazar, junto a Ascanio Cavallo y Oscar Sepúlveda, trascendieron a La Época, al escribir uno de los libros más vendidos en la historia de Chile, que ya va en su séptima reedición:La historia oculta del régimen militar. Ese libro es un icono del periodismo chileno, por sus contenidos y por su estilo. Y Salazar cuenta que la idea de escribirlo nació porque pese a todas las proyecciones iniciales de circulación, La Época –quizá el mejor diario que haya conocido este país- no vendía lo suficiente como para sostenerse, y ello obligó a agudizar el ingenio. Así, se les ocurrió escribir la historia de la dictadura –claro, en ese tiempo no se le podía llamar de ese modo- en entregas semanales, los días martes (el de peor venta) y casi sin darse cuenta terminaron armando un libro insignia del periodismo. Y aunque consiguieron aumentar notoriamente las ventas del diario durante 55 semanas, eso no fue suficiente para mantenerlo en pie.

DATO 4. Pero Salazar es claro a este respecto. No culpa a nadie la pérdida de La Epoca, salvo a quienes lo estaban maladministrando. No obstante, es taxativo para criticar a todos quienes eran parte de los directorios de las revistas de oposición de aquel entonces, como Cauce, Apsi, Análisis u Hoy, quienes luego se transformaron casi indefectiblemente en ministros o subsecretarios de los gobiernos de la Concertación, momento en el cual ya les dejó de interesar la prensa de aquellos años, por lo cual dejaron morir a todos esos medios. No es algo nuevo, pero suena distinto cuando lo cuenta un periodista del calado de Salazar.

DATO 5: Entre las biografías que Salazar ha escrito se cuentan las de personajes tan disimiles como Roberto ThiemeSebastián PiñeraManuel Contreras y Jaime Guzmán. De todos sus libros, reconoce que quizá el que más lo impactó fue justamente este último, pues cuenta que pese a que había entrevistado varias veces a Guzmán en vida, nunca se había dado cuenta de la complejidad del personaje y de cómo este había influido en la UDI, partido que –dice- es imposible de entender sin entender a Guzmán. Y si tuviera que escoger a un personaje para escribir sobre él –responde ante una pregunta- lo haría sobre Agustín Edwards, por lo mismo: la complejidad del personaje y todo lo que este ha implicado (el primer libro que escribió, precisa, era sobre la familia Edwards y su grupo económico).

DATO 6. Estos son tips para periodistas, así es que los no periodistas pueden dedicarse a algo más útil. El primer dato que no se debe olvidar, según Salazar, es que las dos cosas más importantes para un periodista son su archivo y sus fuentes. El segundo dato para no olvidar, es que –como dijo- el periodismo es un estilo de vida, que implica la imposibilidad absoluta (sobre para quienes trabajan en prensa) de sacarse el traje de periodista en algún momento. Es por ello que los periodistas se casan con periodistas, se pelean con periodistas, son amigos de periodistas, etc. El tercer dato que no se debe olvidar es que esta profesión es apasionante. El que no lo sienta así, como señaló, es mejor que abandone el buque de inmediato.

DATO 7. Salazar lo cuenta en forma apacible y calma, pero –conociéndolo- debe haberse mortificado durante muchos años por esto: en septiembre de 1986, luego del atentado del FPMR contra Augusto Pinochet, la CNI asesinó en represalia a cuatro opositores (uno por cada escolta muerto en el ataque, el abogado Luis Toro logró escaparse). Uno de los asesinados fue el periodista de Concepción José Carrasco Tapia, editor internacional de la revista Análisis, y además, hombre con “doble militancia”, como lo definió Salazar, pues era conocida su adherencia al MIR. Unas semanas antes del atentado -relata- él y otro colega se comunicaron con Carrasco pidiéndole la posibilidad de gestionar una entrevista para agencias internacionales con los entonces líderes del MIR, Andrés Pascal Allende y Hernán Aguiló, los hombres más buscados de Chile desde hacía años. La entrevista se realizó, en algún lugar del centro de Santiago situado a tres cuadras de La Moneda, y se difundió por todo el mundo. Ello –recuerda Salazar- enfureció a Pinochet, por la afrenta que implicaba, y por lo mismo reprendió severamente a la CNI. Allí puede residir –cree el periodista- la razón de que esta haya incluido en su lista de eliminación a Carrasco esa fatídica noche.

DATO 8 Y FINAL. Manuel Salazar Salvo es un periodista de aquellos a la antigua, un tipo sin aspavientos, que cuenta como si fuera normal el hallazgo de Liliana Walker, la agente de la DINA que era clave en el caso Letelier, y que durante años todo el mundo buscó infructuosamente. En marzo de 1990, apareció un dato que después de dos meses culminó con un titular histórico en La Época: “Yo soy Liliana Walker”. El desbarajuste fue total. Salazar y sus colegas del diario anduvieron por siete días escondiendo a la ex agente (Luisa Mónica Lagos, un nombre menos glamoroso que el que había escogido para viajar a Estados Unidos junto al capitán Armando Fernández Larios, previo al bombazo contra Letelier) para evitar que desapareciera, y finalmente decidieron llevarla ante la justicia. Ironías del destino, unos días más tarde alguna fiscalía militar mandó a tomar detenido a Salazar, acusado de secuestrar a la mujer, pero eso es harina de otro costal. Lo importante es que producto de esa investigación periodística se pudo reabrir el caso Letelier y cinco años más tarde, en 1995 y luego de haberse refugiado en la Base Naval de Talcahuano, Manuel Contreras por primera vez entraba a una cárcel, al penal de Punta Peuco. Al día siguiente, estaba a la venta en todo Chile su biografía, Contreras, historia de un intocable, firmada, obvio, por Manuel Salazar Salvo.