Carta de despedida para nuestra querida amiga Catalina

En nombre de la Generación 2016 de Periodismo UdeC, Francisca Palacios leyó esta carta de despedida para su amiga Catalina Salinas Peñaloza en la ceremonia realizada en el Parque del Recuerdo en Santiago.

El 26 de agosto de 1997 el mundo presenció un suceso increíble. Extraño, maravilloso y celestial, un particular y propio cometa Halley cayó en la pequeña franjita de tierra llamada Chile. De pelo oscuro, piel morena, besada por los ángeles, que dejaron un pequeño lunar bajo su ojo, apareció Catalina. En 2016 llegó a Concepción desde Puerto Varas, valiente y serena, amable y dulce, siguiendo sus sueños de estudiar en la Universidad.

Un metro setenta y tanto de pura belleza, intelecto, canciones de memoria, funk, apuntes ordenadisimos -porque era matea como nadie-, fue una gran estudiante y compañera, quien tuvo siempre una opinión critica y asertiva en asambleas, una palabra de aliento para quien lo necesitara, y una sonrisa y presencia brillante. En 2018 la Cata enfermó, nadie sabía que era. A sus amigas y amigos cercanos nos parecía extraño que le diagnosticaran una y otra cosa cada semana; hasta la propia Cata estaba chata de estar tan acontecida. Pese a esto, siguió trabajando en sus metas y pasiones, compartiendo sus alegrías, chistes, su alto spanglish y su presencia renovadora y dulce.

Tras su diagnóstico, se mudó a Santiago para comenzar sus tratamientos de quimio y radio. Ya no todo era alegría y bromas, pero la Cata se mantuvo siempre fuerte y optimista, haciendo de la enfermedad un proceso de aprendizaje y crecimiento espiritual para ella y nosotres.

Muchas veces nos dijo que si su enfermedad servía para que alguien aprendiera algo, entonces todo valía la pena. Y con eso hay que quedarse. Con hacer que nuestra vida valga la pena porque eso es lo que la Cata quería, porque eso es lo que la Cata haría si pudiera estar un día más en la vida de cualquiera de nosotros. Algo que nos parece tan sencillo como respirar, en este último tiempo significaba un gran esfuerzo para la Cata. Después de pelearla durante dos años, de aceptar un cáncer a tus 23 años, de mantener y reafirmar tus convicciones como no comer carne, ser feminista, vivir desde el amor… hoy ya está descansando.

Hoy tu cuerpo físico está descansando y te ves tan hermosa y tranquila como siempre. Hoy tu alma está en paz y esperamos que donde estés hayan muchas papas fritas, perritos, libros y buenas películas. Te mereces toda nuestra admiración. Tus amigas y amigos te amamos más allá de tu vida y la nuestra, tu espíritu y enseñanzas nos van a acompañar día a día hasta poder encontrarnos de nuevo.

No alcanzan las palabras para explicarle a esta comunidad universitaria el tremendo privilegio que tuvimos por poder cruzar nuestra vida con la tuya. Hoy nos toca despedir el milagro que esperábamos con tanta fe que ocurriera y también despedir el milagro de tu existencia en esta tierra.

Gracias por tanto amor y por los recuerdos. El compartir en los pastos y las largas jornadas de estudio en la biblioteca, siempre haciendo un momento grato hasta de la situación más difícil. Te recordaremos hoy y siempre, a ti y a tus canciones que sabías de memoria, pues jamás habrá nadie que recite palabra por palabra y tan rápido el rap de “Look at me now”. Descansa en paz, Chinita Linda.

Generación 2016, Periodismo UdeC